La suavidad de unas manos
No se puede comparar
Si son manos de mujer
Cuando van a acariciar
Si son manos de una madre
Cuando van a consolar
Si son manos de un bebe
Cuando ya empieza a agarrar
O la mano de un anciano
Que comienza a vacilar
O la de un sacerdote al bendecir el pan
O la que se tiende a un hermano
Para poderle apartar
De un camino peligroso por donde no debe andar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario